viernes, 6 de marzo de 2009

Read this for me and I'll come back to you.* (Adaptación)


Nos conocimos en la Feria de Primavera del pueblo en el que vivíamos. Payasos, juegos mecánicos, algódones de azúcar, muchísimas personas nos rodeaban, pero para ti sólo existía yo y para mí sólo existías tú. Allí estábamos los dos compartiendo lo que mis padres llamaban "un amor de verano más", sinceramente no lo fue así. Fue el verano que marcó mi vida. No existían diferencias entre tú y yo, por más que mis padres me recordaban que trabajábas como obrero en una de las pocas fábricas del pueblo, lo único que me preocupaba de tu trabajo era tu horario, deseaba verte todo el tiempo en esa vieja casa que nos cobijaba y que prometiste reconstruirías para vivir juntos. Y bueno tú, en el único momento en el que te sentiste abrumado por mi condición fue cuando conociste a mi madre, te despreció por tu labor y despreció también nuestro amor. Mis padres tenían otros planes para mí, no estabas incluídos en ellos; sus planes eran enviarme a la ciudad a estudiar una carrera profesional. A pesar de nuestra edad, yo te amaba demasiado como para dejarte, te rogué que fueras conmigo, pero tu orgullo era más grande. Fue la primera vez que me alejé de ti.
Empezó el primer año de estudios en Charleston y yo no había recibido ni una sola carta tuya, para mí no había terminado nada. Sin embargo, me escribiste una carta por día, 365 cartas por aquel año, sólo que mi mamá las descubrió y no me entregó ninguna a pesar de verme cada noche llorar hasta quedar dormida. Era 1947, Estados Unidos se unía a los Aliados en la Segunda Guerra Mundial y tú fuiste a dejar en alto el nombre del país que te vio nacer y escribiste una carta de despedida en vista de que yo no te "respondía".
Empezaba el tercer año en el Instituto y decidí convertirme en Voluntaria en el Hospital para curar a los soldados recién llegados de la Guerra, uno en particular me llamó la atención en particular, ya que a pesar de estar casi totalmente enyesado por las heridas, tuvo el valor de invitarme a salir, yo sólo le respondí que sería cuando se reestableciera y así lo hizo, fue a buscarme a la salida del Instituto y me preguntó: Listo! Estoy reestablecido, ¿podemos hablar de nuestra cita? Él era un militar muy apuesto y la verdad que me impactó sus formas, así que decidí aceptar y fue entonces cuando conocí a mi prometido, en verdad lo amaba, te había dejado como el bonito recuerdo del Primer Amor. Mis papás lo aprobaban totalmente porque tenía una carrera definida, buena posición y era una muy buena persona.
Mientras, tú regresaste de la Guerra y tu padre te esperaba en tu casa con los brazos abiertos con nuevas noticias: había vendido la casa que te había visto crecer y había arreglado un préstamo con el banco para reconstruir aquella casa vieja que nos vio amarnos. Quedó como una de las casas más hermosas del pueblo, pero aún así te sentías sólo.
Cuanto antes debía comenzar los preparativos de mi boda, según en el pueblo sería la Boda del Año, me entusiasmaba tanto la idea de compartir mi vida con la persona que amaba y sobre todo de que una siempre sueña con la boda más hermosa. Cuando me probaba el vestido, a opinión de todas dejaría al novio boquiabierto, mamá me comentaba que en el periódico decía que hasta el Gobernador de la ciudad planeaba asistir a la celebración, en otra columna salías en una fotografía con la casa que en algún momento había albergado nuestro amor en aquel verano, me desmayé de la impresión.
Decidí ir al pueblo para verte, sabía que era algo tonto pues me iba a casar, pero igual lo hice; inventé la excusa de ir a recoger algunos papeles. Llegué a aquella casa vieja y casi destruida, ahora tu hermosa casa y te ví salir de la puerta, con 7 años más encima, con barba y con la mirada perdida de la impresión de volverme a ver. Yo sólo dije incoherencias que trataban de explicar mis razones por las que estaba allí, tú sólo escuchaste y dijiste: ¿No vas a pasar? Yo accedí y tomamos varias cervezas y yo debía regresar al hotel, me invitaste a pasar la mañana siguiente juntos. Apenas llegué, él me llamó a la habitación del hotel y preguntó dónde había estado todo el día, fue una llamada fría, pero aún sabía que lo amaba.
Aquella mañana me llevaste en bote al lago que está al costado de aquella casa, ese hermoso lago tenía muchísimas plantas en la superficie y un aproximado de 400 aves que quién sabe porqué se mantenían allí, pues era e´poca de migración y deberían estar en el Sur. Empezamos a recordar momentos juntos como lo habíamos hecho el día anterior también. Comenzaba a llover y remaste lo más fuerte que pudiste, como lo hacías cuando necesitabas desahogar las penas de mi recuerdo, reímos de lo empapados que estábamos y luego, nos fuimos corriendo, pero yo me adelanté y te grité: ¿¡Por qué nunca me escribiste?!, me respondí, yo entendí todo y te besé como nunca lo había hecho. Lo demás es historia que sólo aquella casa sabe. Al despertar, dejaste tres cláveles en tu almohada y un mensaje que decía que había una sorpresa siguiendo las flechas: habías acondicionado un espacio para que yo pintara, lo que más me gustaba. Tocaron el timbre, pensé que eras tú, que habías olvidado las llaves, era mi madre. Esperaba todos los reclamos que me haría, yo también tenía muchos que hacerle, me informó que él estaba en el pueblo esperándonos, pero antes iríamos a dar un paseo. Nos estacionamos justo en la fábrica donde tú trabajabas y me señaló a un hombre de unos 40 años, me dijo que mi historia se había repetido hace unos 20 años con ella, sólo que ella, más bien mis abuelos, habían optado por mi papá y que aún así lo amaba. En vez de decirme que siga su ejemplo, me dijo que pensara las cosas y decidiera correctamente. Regresamos a la casa del lago y tú me esperabas con la pregunta en la frente: ¿Me abandonarás por segunda vez? Discutimos por tu egoísmo, por mi egoísmo, por que no sabías que quería yo, por que sentías que yo no te valoraba ni que era consciente de los hermosos días que habíamos pasado juntos después de 7 años. Y yo decidí, decidí ir a buscarlo para explicarle lo ocurrido, era lo mínimo que podía hacer, era mi prometido, por supuesto estaba furioso, a pesar de todo decidió darme la oportunidad de elegir y yo elegí arreglar mis maletas y regresar a tu lado.

Hoy, después de 40 años a tu lado, después de 4 hijos y después de 2 nietos, escribo este Diario para no olvidar jamás lo que vivimos juntos, la historia detrás de nuestra felicidad y que hoy con esta enfermedad llamada Amnesia Senil, sé que jamás voy a olvidar que te amo y te amaré siempre.

P.D.: Leéme este Diario y yo regresaré a ti.